JAMES VIAJA

  Empezar hablar de chocó sin tener que nombrar en estas líneas, la palabra guerra, masacre, olvido, sería no reconocer un pasado y un presente que ha inundado las tierras sagradas del Atrato. El chocó es uno de los territorios más diversos de Colombia, una tierra bendita para los africanos que escapaban en tiempos de la colonia a formar sus propios territorios, que debido a la geografía del departamento le era imposible al blanco impositor adentrarse a la selva espesa que colinda con el pacifico.

La mañana empieza y el espesor de la selva con sus múltiples sonidos se convierten en poesía para los oídos, sonidos que se van transformando según sea la hora, que va acompañada de rimas que bajan con  la brisa húmeda de  los vientos que trae el rio Amazonas mientras viaja imponente en su ritmo hacia el Atlántico.  De esta forma me despierto, debo dar gracias a Dios por permitirme observar la inmensidad del Mundo y contemplar lo que con sus manos muchos llamaron el mar de agua salada. 

La noche anterior me encontraba acostado en la cama imaginando como sería el día de mañana, tenía frio y a la vez ganas de que amaneciera, me encanta viajar, recorrer el mundo y perderme en la naturaleza, y el viaje del día siguiente era eso: naturaleza y vida. Bastante se ha hablado durante muchos años sobre las culturas indígenas latinoamericanas, y su importancia en la historia de nuestros territorios, nadie absolutamente nadie sabe con exactitud lo que vivieron nuestros indígenas, como eran sus días, en que ocupaban su tiempo, y por qué la naturaleza, o como ellos la llamaban pachamama jugaba un papel importante dentro de su cosmología. Y mañana tendría la oportunidad más inmediata de estar en contacto con uno de los lugares más sagrados que tiene el territorio colombiano. Desde pequeño había escuchado hablar de lugares mágicos que escondían grandes tesoros, de guerreras entre españoles y nativos, de tantas cosas que había despertado la curiosidad en mí y en saber por qué e

Cuando estas en playa Blanca en lo único que puedes pensar es en descansar y salir de la rutina,  lejos del ruido de la ciudad y las comodidades del hotel. En la playa puedes caminar kilómetros acompañado del azul turquesa del mar, sacar hermosas fotografías, ver los atardeceres y realizar snorkeling y algunas otras actividades de agua. El hospedarme no fue difícil la playa cuanta con un gran número de locales que te ofrecen hamacas, carpas y camas a muy buenos precios. Por mi parte jamás había dormido en hamaca así que por economía me anime a probar y vaya sorpresa que no hay nada más cálido que dormir con el sonido del amar, una buena brisa y poder ver los mejores amaneceres. El precio fue muy económico 10 mil pesos por noche es decir 5 dólares. Puedo decir que es muy seguro y tranquilo y lo mejor con excelente música y a orillas del mar. La comida en todos los lugares de ofrecen el mismo menú de siempre la mojarra frita acompañado de ensalada,  patacones y jugo por el precio

Recordar por momentos playa Blanca es sentir una brisa cálida, es enamorarme del encantador mar, es volver a mi memoria un pequeño paraíso anclado en el caribe Colombiano. Para llegar a Playa Blanca existen varias posibilidades, primero es estar en Cartagena y reservar uno de los paseos que te ofrecen en cada una de las esquinas en las que te invitan a conocer Islas del Rosario y  Baru es decir playa Blanca, este tour es interesante y bueno lo único malo es que dura un solo día y lo realizan de forma muy apresurado además de ello sale mucho más caro que hacerlo por carretera, puesto que es en lancha o barco y toca pagar el impuesto de entrada a  la isla. Por lo cual si lo que quiere es ahorrar este tour no te conviene mucho. La otra forma de llegar fue la que yo realice, primero se debe tomar una buseta a las afueras del centro histórico que lo lleve hasta la estación de policía CEBALLOS, en ello cualquier persona le puede colaborar, la buseta realiza un recorrido de aproximadamen

Existen lugares mágicos que se quedan detenidos el tiempo, calles que hablan al  recorrerlas,  casas que albergan  magia en su interior, ciudades que sin ser la octava maravilla del mundo tienen en su interior esa magia que encanta a los visitantes. Cartagena de Indias es una ciudad anclada en el caribe colombiano,  “El corralito de Piedra” como la llaman muchos, ciudad de grandes artistas, escritores y demás alberga en su interior la historia de una patria “La Heroica”  capas de ser libre de la opresión en tiempos de conquistas resistió los miles de ataques y aun hoy se levanta galante ante el mar, ante la mirada de miles de visitantes. De Cartagena se ha hablado y escrito demasiado y nunca bastara quizás el poder describirla este viaje lo realice en el mes de mayo del 2013 desde la ciudad de Ibagué. La forma más rápida y económica de llegar fue tomar un avión desde la ciudad de Bogotá en la aerolínea Viva Colombia que es la más económica del mercado y excelente en su serv